No importaba el lugar, ni la hora…
importaba que fuera contigo.
No importaba si era filete
o tacos de canasta…
importaba que tú estuvieras ahí,
para hacerme reír con tu sonrisa.
No importaba si no había dinero,
si no había comodidades
o si teníamos que viajar en metro.
Lo que era importante
era despertar cada mañana
con tu cabello sobre mi cara
y tu piel desnuda, suave y tibia
al lado de la mía.
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