Se ve el baño
insoportablemente ordenado.
Falta ese desfile sin fin
de botellas conteniendo cremas,
enjuages, lociones, pociones,
aceites, perfumes y un sin fin más
de chucherías.
Y falta una pequeña pila de zapatos
olvidados en la puerta de la entrada.
Zapatos y sandalias de todos los colores
y de todas las formas
y para todas las ocasiones…
Y hacen falta
un sin fin de verduras de variadas formas
esperando ser consumidas
en el refrigerador.
Y ya no están tus besos en la cama,
ni tus canciones en la regadera,
ni tus bragas en la silla del comedor,
ni tus orgasmos sobre la mesa.
Y nunca pensé decirlo,
pero al parecer,
me faltan esos miles de blusas
y suéteres y faldas y medias
y abrigos, todos tuyos,
robándole el espacio a mi ropa
en el armario, ahora vacío.
Te has ido
y has dejado un enorme vacío
que no sé cómo llenar.
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