No te rindas
¡No claudiques!
Que no viene nadie a rescatarte,
cuentas solo contigo
para ayudarte.
No te muestres débil
ni vulnerable
ante la persona
que optó por dejarte.
¡Al contrario!
Recuerda que la mejor venganza
es una sonrisa
de oreja a oreja
¡Aún en los días lluviosos!
Aún en las tormentas
más aciagas.
Otórgale el regalo
de verte completo
(incluyendo tus debilidades)
solo a las personas
que sabes que te aman,
y jamás
a la que dejó que te fueras
porque veía en el horizonte
cosas que creyó mejores que tú.
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