Qué bien me saben
las perezosas tardes de domingo
entre tus brazos y tus besos.
Se me van las horas despacio
mordiendo tus labios
y paseando mis manos
por los pliegues de tu piel.
Estas benditas tardes de domingo,
de pizza y cerveza en la cama
y una película romántica
que ninguno de los dos vemos.
Que nos duren por siempre, mi amor
las lentas tardes de domingo
haciendo el amor
con romántico abandono.
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