Hubiera querido conocerte
para poder llenarte la vida
de besos importantes.
Hubiera querido
que fuéramos amigos primero,
para aprenderme de memoria
tus sonrisas.
Me hubiera encantado
perderme en tus ojos negros
y en tu cabello largo.
¡Cómo hubiera deseado
sentir tus dientes
morder mis labios
al besarnos!
Habríamos llenado
las noches de bailes
y los días de aventuras.
Nuestra cama
se hubiera desbordado
de orgasmos,
risas,
confesiones,
desayunos de domingo
y poemas desvelados.
Nuestra casa
habría sido
una catedral
de felicidad y deseo.
Pero aún no has llegado a mi vida.
Y quién sabe, si te animes a llegar algún día…
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