Tu teléfono

Perdón por no contestarte el teléfono,
pero ya no tenía fuerzas
para vivir otra vez en el pasado.

Perdón por ignorar esos mensajes,
que ya no traen novedad sino eco
de un cuento mil veces narrado.

No pienso volver a responder,
pues lo que fuimos ya no está,
se perdió en el tiempo; no volverá.

He trabajado mucho en mí.

Tú te fuiste a buscar una “mejor persona”;
yo me quedé
y decidí mejorarme como persona,
no para ti,
ni para nadie.

Solo para mí.

Y algo no te funcionó y ahora me llamas.

Perdón, no volveré a contestar,
ya no tengo fuerzas para revivir
un pasado que debe descansar.

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