Tu cuerpo
fue el campo de batalla
que nos vio pelear
mil guerras
buscando la conquista
de tus orgasmos.
Fue la bandera blanca
que fue testigo
de nuestro armisticio
a besos,
después de llegar
juntos al cielo,
justo antes de dormir.
Tu cuerpo fue
la playa
en la que
construí mil castillos de arena,
solamente para derrumbarlos
después a besos.
Tu piel
fue el más épico juego
de este niño pequeño,
la fantasía mas grande
de este soñador,
el poema más extenso
de este escritor.
Tus curvas
se convirtieron
no en mi obsesión,
sino en mi universo entero,
en el que yo jugaba
a crear pequeños mundos
y a dar rienda suelta
a mis más grandes pasiones.
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