• La guerra y la paz

    Y ahora me doy cuenta
    del gran error que fue
    nuestra relación.

    ¿Cómo podía pretender
    que me dieras paz
    cuando vivías una guerra
    en tu interior?

    ¿Cómo podía aspirar
    a sentir seguridad contigo
    cuando tú estabas llena
    de inseguridades?

    ¿De dónde
    te iba a salir respetarme
    si no te respetabas
    a ti misma?

    ¿Cómo podía querer
    que fueras sincera conmigo
    cuando nuestra relación
    era la primera
    gran mentira?

    Terminar nuestra relación
    fue darte la paz
    que no sabías que buscabas…

  • Un mal olvidador…

    Si yo hubiera alcanzado a entender
    que era un mal olvidador,
    no me hubiera apresurado a tener,
    ni a sentir por ti, tanto amor.

    Y es que soy malo para olvidar.

    Malo para olvidar tus besos
    y tus abrazos.

    Malo para olvidar tus sonrisas
    y la suavidad de tus manos.

    Pésimo para dejar de recordar
    cómo te veías sin ropa,
    cómo me sabías besar
    y cómo sabía tu boca.

    Pero en mi inocencia
    pensé que te olvidaría fácilmente
    y ahora nado en la demencia
    de no poder sacarte de mi mente.

  • Porque te amo

    No voy a irme
    cuando estés pasando un momento difícil.

    Porque te amo.

    No voy a irme
    cuando caigas y necesites ayuda.

    No voy a abandonarte cuando peor
    la estés pasando,
    aunque eso signifique
    que yo también la pasaré mal.

    No te voy a dejar en tus noches más oscuras
    porque estoy planeando festejar
    y disfrutar contigo
    tus días más brillantes.

    Porque te amo.

    Porque te amo,
    estoy dispuesto a recorrer contigo
    tus infiernos
    hasta que tomados de la mano
    lleguemos a tus cielos.

  • Amor de verdad

    Si tienes que preguntarte,
    o preguntarme,
    si lo que sientes por mí
    es amor de verdad,
    entonces, créeme, no lo es.

    Porque el amor de verdad
    se siente muy adentro del alma
    y con una gran certeza.

    No hay espacios para dudas,
    segundas opiniones,
    ni terceras personas.

    Se siente con la urgencia
    de querer vivir juntos
    por siempre;
    con la seguridad de no
    necesitar buscar
    en ningún otro lugar.

    Se vive con el deseo
    de tomar tanto lo bueno,
    como lo malo,
    de la persona amada.

    Pero si tú
    solo estás lista
    para “amarme” en mis días soleados
    o si necesitas algún tipo de certificado
    para estar segura de que me amas,
    es mejor que pasemos página
    y nos olvidemos de lo que alguna vez fuimos.

  • Mi perdición

    Conocer tus labios
    fue codiciarlos
    y desearlos
    con prohibidas ansias.

    Ver tus ojos
    por vez primera
    fue amarte
    y desearte
    para siempre en mi vida.

    Acunar tus senos
    entre mis manos
    fue recibirlos para siempre
    en mi mundo
    y darles un lugar
    en mis deseos más profundos.

    Verte desnuda
    fue mi perdición
    ya que jamás
    pude olvidarte.

  • Lluvia…

    Abrí bien grande la ventana
    para aspirar el olor de la lluvia
    sin importarme mojarme,
    ni mojar la casa.

    Abrí a todo la ventana
    porque tengo ganas de vivir y de mojarme,
    porque quiero sentir la lluvia rodar
    junto con mis lágrimas en mis mejillas.

    Abrí bien grande la ventana
    porque quiero rebelarme
    bailando y cantando.

    Y gritar a los cuatro vientos
    y a otros cuatro más, si es que existen,
    que te he olvidado y me vales madre.

    He abierto la ventana a todo
    para ver si con la lluvia
    entran algunos nuevos amores.

  • Jamás te rindas

    No te rindas
    ¡No claudiques!

    Que no viene nadie a rescatarte,
    cuentas solo contigo
    para ayudarte.

    No te muestres débil
    ni vulnerable
    ante la persona
    que optó por dejarte.

    ¡Al contrario!

    Recuerda que la mejor venganza
    es una sonrisa
    de oreja a oreja
    ¡Aún en los días lluviosos!
    Aún en las tormentas
    más aciagas.

    Otórgale el regalo
    de verte completo
    (incluyendo tus debilidades)
    solo a las personas
    que sabes que te aman,
    y jamás
    a la que dejó que te fueras
    porque veía en el horizonte
    cosas que creyó mejores que tú.

  • Si no iba a tenerte…

    Si no iba a tenerte
    ¿qué caso tenía conocerte?

    Si no íbamos a hilar un destino juntos
    ¿para qué mezclar nuestros asuntos?

    Hubiera sido mejor jamás verte
    si no iba a poder quererte.

    No hubiera extrañado lo que no conocía,
    no hubiera anhelado el cielo que no veía.

    Pero tus labios haber probado
    para no tenerlos nunca más
    ha dado como resultado
    el más cruel de los pasados.

  • Un beso perfecto

    Hay besos que llegan
    en el momento perfecto
    de los labios de la mujer
    adecuada,
    y entonces,
    cambian el rumbo de una vida.

    Hay abrazos otorgados
    en el día más necesitado
    por los brazos más anhelados,
    y que pueden forjar destinos.

    La persona que desestima
    el poder de un beso perfecto
    es porque jamás ha tenido la fortuna
    de recibir uno.

  • Una explosión… sólo por un momento…

    No estaba vivo y no lo había notado.

    Había estado muerto sin darme cuenta.

    Y ayer, te cruzaste en mi camino.

    Fue solo por un momento, en la calle,
    frente a la panadería

    Nuestras miradas se cruzaron.

    Tú temblaste, y tus ojos
    así, de pronto,
    se te pusieron brillantes,
    con un torrente de lágrimas.

    Y a mí me pasó lo mismo.

    Y durante un momento, solo,
    volvimos a vivir.

    En un segundo,
    revivieron un millón besos,
    universos de abrazos,
    infinidades de promesas
    y eternidades de miradas tiernas,
    como la explosión de mil galaxias.

    Después seguiste tu camino,
    sin decir palabra.

    Y volvimos a morir otra vez.

  • Lo que yo quiero ser para ti…

    No quiero que me elijas fríamente
    como quien, en el supermercado,
    elije el jitomate metódicamente,
    medido, revisado y marcado.

    No quiero ser la segunda opción
    después de que la otra relación
    no tuvo solución
    y de pronto yo soy la elección.

    No quiero convertirme en tu esposo
    después de que el otro te salió vicioso
    y resulta ahora … ¡que soy glorioso!
    No. No soy tan generoso.

    Quiero ser la mirada
    que elijas
    locamente enamorada.

    Ser tu más loco anhelo,
    tu más dulce consuelo,
    el sol de tus días lluviosos,
    tus motivos poderosos.

    Pero ser tu “peor es nada”…
    para mí
    esa ruta está negada…

  • Míranos

    Nos faltaban horas en la noche para amarnos,
    y nos faltaban esquinas en la ciudad para besarnos.

    No había suficientes lunas que invocar
    para asegurar la eternidad de nuestro amor…

    Se nos acababan las estrellas
    contando los besos que nos dimos,
    y la inmensidad del océano se quedaba corta
    comparándola con la profundidad de nuestro amor.

    Y míranos ahora,
    solos y separados…